Buscando entre las rosas estabas conejo, buscando al caimán que hace un tiempo te prometió convertir tus sueños en realidad, querías dejar atrás tu apariencia sucia que tanto atemoriza a los demás, vagabas sin rumbo por esas grietas que se convertían en acantilados al pasar, buscando de nuevo aquella flor. En la oscuridad de la noche causada por la ausencia de luna en semejante lugar tan desolado y profundo, se encuentra sonando un amplificador, tu cabeza de foco no entiende el sonido pero si lo siente, la pila de tu espalda comienza a agotar, ya pronto no podrás ver nada, tus orejas falsas no te sirven de orientador, y tus escasos sueños de ser real ya pronto quedarán atrás, ¿recuerdas al nacer las alegrías de la vida? pero como, si apenas eras muy pequeño para entender, solo desprecio y temor causabas, marginado entraste a un enorme jardín cubierto de flores, y piedras color gris, al centro una enorme fuente en la cual una estatua blanca percudida por el tiempo sostiene entre sus manos una enorme flor roja, te acercas sin dudarlo y de su interior sale un caimán rodeado de humo irreal, todo al rededor se torna gris y por acto de magia consigues escuchar lo que aquel caimán verde tiene para ti que decir, y entre sueños te cuenta al oído que si buscas en el mundo una rosa tan grande como tu deseo de cambiar todo será diferente de ese momento en adelante, sigues perdido en la caverna, sintiendo el sonido te lleva a adentrarte más profundo donde la penumbra manda, tu luz ya es débil pues te falta vida para seguir, pero ya no queda otra cosa que hacer tan solo intentar no irte por la alcantarilla que siempre rodea tu camino, has pagado tu precio a cambio de la libertad, al convertirte en foco te has condenado a vivir arrumbado en lo más profundo de aquella cueva, donde no hay corriente para vivir, era tanto tu deseo de ser un foco normal que jamás pensaste en las consecuencias, en cuanto viste la flor pediste el deseo, ahora te pudres roto pues ni siquiera estabas listo para lo que significaba esta nueva vida, solo alcanzas a llorar, creando así ríos y mares, sin siquiera saberlo has hecho vivir a miles de más.
martes, 16 de marzo de 2010
Pup
El tejado es desértico, todo el paisaje todo, incluyendo las montañas, esta muerto, gris, subiendo al ático que se encuentra en el tercer piso, todo es negro me recuerda a aquel sueño que tuve alguna vez en el cuarto corría con miedo y aún lo hago, el miedo te invade, pues vez una barra en la esquina de tu pantalla, se carga y cuando termina sale una marioneta sin piernas lista para matarte, con una espada, huyes hacia el techo del segundo piso, esta lleno de rejas, todo un laberinto, corres y llegas a unos salones oscuros con bancas para estudiar, salimos al tejado, juntos los dos, me cuentas que tienes problemas, vamos al ático a buscar al del cuchillo, el tejado es desértico, todo el paisaje todo, incluyendo a ese muñeco muerto que cobra vida con el miedo que le das, eres quien lo alimenta, huye lejos de ahí. Terminas durmiendo en el cuarto oscuro de las bancas, duermes entre miles de espejos que te rodean y te voltean a ver, cada uno te da un diferente reflejo, buscas al muñeco pero ahora esta muerto, ya no le temes pues has roto los espejos, nadie te cree y te mienten para tranquilizarte pero realmente tu eras la marioneta y nosotros tus hilos, tu gobernabas el mundo montado en tu escenario y luego te arrumbamos cuando querías volar, comienza a sonar esa triste canción que te recuerda que hoy no estas en el tejado, desde el cual veías el paisaje gris que tan feliz te hacía. Todo iba tan bien, juraste jamás volver, ese día gris que tu árbol se fue a nadar por el espacio sin pensar en ti, solo en él. Cantando esa triste canción te condenabas al desprecio, recorriendo ese laberinto lleno de rejas, quemando el aire con tu me dijiste que tenias problemas, yo intente escucharte, pero no decías nada, y mientras subíamos al tejado pensabas renunciar, hoy te quemas en cenizas que comienzan a cubrir la pequeña ciudad, rodeándonos de nostalgia extrañando aquel trozo de madera que siempre nos hacía callar.