Desperte a la orilla del río, en un cementerio, a partir de aquí el agua transicionaba impuramente, un poco más y mi existencia se finaliza. Caminé mareado al parecer aquí tienen ideas extrañas de como se debe enterrar un individuo, me da vueltas la cabeza y esucho a lo lejos como se rompen las hojas de otoño, instantaneamente me deje caer detras de una lápida para ocultarme pero la sacudida aturdio mis sentidos y me desmayó.
Abrí los ojos y pude ver el barranco por el cual había caido, al barranco al que había llegado al dar el primer salto, el barranco donde descubrí la verdad del azulamarillo. estaba entre 2 cadáveres que respiraban azufre, sentí unos pasos y entrecerre los ojos, era El Amable, otra vez llevaba puesto su disfraz de ser. ¿Donde estas? gritaba entre rebuznos y goroguillos, la sangre de sus patas comenzaba a fluir por canales entre la tierra llegando a donde me encontraba, el olor era imperdonable.
Estaba ahogandome cuando El Amable se quitó la mascara para comenzar a olfatear, era ahora o nunca, di una vuelta sobre uno de los cadaveres tumbando al animal, como pude me puse a las carreras cuando tropezé con una creatura, intente golpearlo pero no tenia energía para continuar, regresé rumbo al río y corrí a orillas de este, detrás de mí podía escuchar las pisadas en el agua que provocaba el terrible ejercito de creaturas, me adentré al bosque para subir, y cruzar de nuevo el barranco.
Ya lo veía cerca, incluso había ya atravesado el pantano pero entonces sentí una mordida en la pierna...
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